Un profesor fue condenado tras ser acusado de vejaciones por llamar "gilipollas" a un menor. Casi al mismo tiempo y en el otro extremo del país, una profesora le pide a un alumno ante su conducta que abandone el aula, agarrando el pomo de la puerta al salir se vuelve, se dirige a ella y le dice públicamente "que te den poe el c...".
El alumno se va una semana para casa "de rositas", anteriormente ya había sido expulsado por otras lindezas.
Cuando vuelva, probablemente lo hará orgulloso, mirando a los demás con aire de superioridad, haciendo que se sientan borregos, pues él márcó el territorio.
Me pregunto qué habría ocurrido de ser la profesora, la de la salida de tono. Y es que los alumnos si se pueden permitir los excesos. A los profesores, tan sólo nos queda el autocontrol.
¡Ah! Se me olvidaba, tendré que decir que la profesora que padeció tamaña vejación ante la clase no soy yo, por si el alumno me denuncia por atentado a su intimidad y derecho a su honor.
Publicado en El Pais digital 17 de noviembre de 2006
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