Soy funcionaria lo confieso y tengo miedo, además de que a partir de este mes valgo menos, ya que mi trabajo es mi capital, estoy viendo cómo al rebajarnos el salario, se está produciendo en la sociedad un intento de culpabilización de la crisis a los funcionarios.
Del mismo modo que “no lloramos porque estamos tristes, sino que estamos tristes porque lloramos” si nos bajan el salario, parece que algo habremos hecho, por si tenía alguna duda, apreció una reseña de un libro muy oportunamente, editado en el 2008 de un tal Xavier Roig, no digo el título por no hacerle propaganda, en donde se culpa de todos los males a los funcionarios, y a las interferencias del Estado que suprime los incentivos, por cierto, creo que en Lehman Brothers incentivaban mucho.
El tal librito raya en el darwinismo, considera que un chimpancé torpe no merece su plátano como el competente, así que o eres inteligente o no mereces sobrevivir, considera que vivimos ”en una sociedad drogada por el exceso de beneficios sociales”, tiene delito, que se lo digan a Cáritas¡.
Decir esto en la sociedad actual debería ser, si no delito, desde luego no políticamente correcto, pero eso sí se puede decir. Por cierto los torpes de clase alta tienen hasta en esto ventajas, como decía una amiga mía de alguien:” fulanito es tonto, pero no se le nota, porque invirtieron mucho en él en educación”.
A mí como todo esto me suena, me suena la crisis, me suenan los cabezas de turco y se que este estado de opinión se crea, para los que están esperando repartirse a pedazos al estado, hago un toque de atención para recordar que no fuimos los que hundimos la banca, que no vendimos bonos basura, que no tenemos la culpa de los cinco millones de parados, que no pedimos rescate, ni subvención alguna, que se acuerde el pueblo de eso, para que no haya “una noche de las ventanillas rotas”.
Publicado en La Voz de Galicia, 2 de julio de 2010
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