Si hasta hace poco ciertas declaraciones de algunos economistas las consideraba un insulto a mi inteligencia, hemos llegado a un punto que hieren mi sensibilidad. La cosa comenzó con declaraciones como éstas: “Si castigas a los ricos por su éxito, el pais tendrá menos éxito” para justificar que no pague más quien más gana “ Es demagógico limitar los bonus de los banqueros” manifestó todo un premio nobel de economía Robert Lucas, un neo Chicago Boy. En otra época nadie se atrevería a hablar así desoyendo e ignorando lo que dice Stigliz “ el estado de derecho debe velar por los débiles contra los fuertes”, declaración que parece de tiempos pasados cuando leo horrorizada en un artículo de El País, titulado: vendo riñón por 8ooo euros lo que dice Alex Tabarrok , catedrático de economía y asesor de un club privado americano de donantes y receptores de órganos, nada menos que en el Wall Street Journal, se proclama partidario de incentivar a los donantes:”si las ventas son voluntarias, hay poco que objetar moralmente, porque tanto el comprador como el vendedor se benefician.
En un mercado negro la transparencia es escasa...los donantes están más desprotegidos ... y es posible que no reciban los cuidados adecuados” De verdad que nunca desearía que un señor que opina tal cosa , por muy catedrático que fuese impartiese clases a a un hijo mío. Según su falaz argumento, se podrían vender los hijos para realizar la transacción con más garantías que las adopciones, sería mejor legalizar las drogas para tener control de calidad . El sueño de ciertos economistas supongo, sería un mercado secundario de órganos, con cotizaciones, crédits defáults Swaps, que el corazón , pulmones y riñones coticen en el IBEX, que al solicitar una hipoteca se contrate un seguro de vida y se done una córnea etc.
Lamentablemente no es el único que se atreve: John Harris, Director del instituto para la Ciencia, Etica e Innovación de la Universidad de Manchester, en el Independent,-obsérvese que lo de ética en este contexto chirría-, citado en el mismo artículo aboga por la venta de órganos por pragmatismo, ya que mucha gente se muere en lista de espera, curioso que le preocupe más eso que los que se mueren de hambre, que son muchos más. Estos señores se sienten en el bando de los receptores y nunca en el de los que tienen que vender una parte de su cuerpo, ¿porqué no volver a la esclavitud?, al menos uno no acaba desmembrado.
La verdad, tener que vender un órgano es como hacerse esclavo a trozos, hemos llegado hasta un punto que ya no solo les interesa nuestra fuerza de trabajo sino amputarnos para su longevidad, ya que nadie se imagina que ponga un órgano en venta alguno de los habituales de la revista Forbes. Empiezo a entender para qué quieren cargarse a la clase media, para aumentar el nicho de donantes, perdón de vendedores de órganos.
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