Detrás de cada cínico (o simplemente incompetente) ejecutivo bancario o inversor, hay un economista que le asegura (y a nosotros), desde una posición de autoridad intelectual indiscutida, que sus actos son útiles socialmente y que, en todo caso, no deben ser sometidos al escrutinio público. Detrás de ese economista y de sus crédulos lectores están los participantes en debates periclitados. Así, la desvaída condición de nuestro actual lenguaje público –nuestra incapacidad para pensar más allá de las categorías y los tópicos que conforman y distorsionan la política tanto en Washington como en Londres- es un homenaje a una de las grandes intuiciones de Keynes:
“Los hombres prácticos, que se consideran exentos de toda influencia intelectual, suelen ser esclavos de algún economista ya caduco. Los orates en el poder, que oyen voces en el aire, extraen su frenesí de algún escritorzuelo académico de hace años. Estoy seguro de que el poder de los intereses creados se ha exagerado enormemente en comparación con la restricción gradual de las ideas”
Ni el texto, ni la cita, los he escrito yo, pero me hubiera sentido orgullosa de haberlo hecho, desde luego los suscribo.
Está sacado de libro de Tony Judt, Algo va mal, escrito poco antes de su muerte.
Pues fijaros como van estos:
ResponderEliminarThe US Republican race is dominated by ignorance, lies and scandals. The current crop of candidates have shown such a basic lack of knowledge that they make George W. Bush look like Einstein. The Grand Old Party is ruining the entire country's reputation.
Y mas en:
http://www.spiegel.de/international/world/0,1518,800850,00.html
Lo olvidaba. Lo bien que va la corrupción vs lo mal que va el ser humano; según AI:
ResponderEliminarhttp://cpi.transparency.org/cpi2011/interactive/2/