Lo privado funciona mejor. Que se lo digan a los usuarios del tren Argentino que sufrió el siniestro hace unos días. La empresa había sido denunciada 4 veces por la Auditoría general de la Nación pero el estado, tiene poco poder para hacer frente a esas empresas que actúan en régimen de monopolio. "Si hubiesen seguido nuestras recomendaciones se podría haber evitado la tragedia", afirmó el presidente del organismo supervisor, Leandro Despoui. Obsérvese que el organismo público recomienda simplemente, no tiene poder, así es en lo que queda el papel del estado, en organismos que simplemente recomiendan a las corporaciones. Si el usuario no tiene opción de poder elegir un servicio, la empresa no teme a perder clientela, los vagones eran del año 50, va de beneficio en beneficio, hasta la masacre final, como así ocurrió en Buenos Aires y en Fukushima. Aquí estamos asistiendo al comienzo, los muertos vendrán más tarde de uno u otro modo, vía siniestros o vía enfermos que no tengan dinero para ser atendidos.
La ley 23.696 de Reforma del Estado, sancionada en 1989 a poco de asumir Carlos Menem, fue el puntapié inicial para el proceso de privatización de las empresas de servicios públicos. El discurso privatizador sostenía que el Estado no servía para gestionar esos servicios, por lo que debían ser salvados por capitales privados. A la luz de los hechos, ese razonamiento fracasó. Sin embargo, muchos de los grupos empresarios que crecieron bajo ese paradigma continúan ocupando un lugar en la pirámide del poder económico local.
(Fuente: http://www.fmbolivia.com.ar/noticia5150-la-larga-marcha-del-holding-de-tba.html)
La empresa TBA, pertenece al grupo Cirigliano
El Grupo Cirigliano es un grupo empresario con fuertes vinculaciones con el poder político, que en una década creció de manera significativa, aumentando su patrimonio y el tamaño e importancia de sus negocios. Éste grupo económico, que a comienzo de los años 90’ solo poseía dos líneas de colectivos urbanas, la líneas 61 y la 62, crece considerablemente durante la pasada década diversificándose y expandiendo sus negocios en varias áreas: transportes (Grupo Plaza), concesiones públicas (TBA, Trenes de Buenos Aires), seguros (Lua La porteña), construcción de material ferroviario (Emfersa), construcción de carrocerías de buses (Tatsa), incluso incursiona participando en concesiones públicas en el exterior (Opportrans, Metro de Río de Janeiro). Hoy este grupo sigue creciendo y se atreve a nuevos negocios, puntualmente el aerocomercial, a través de la adquisición de la aerolínea Southern Winds. Pero este grupo manifiesta una particular contradicción, ya que si bien posee y dirige un importante número de empresas y compañías que lo nutren con una importante facturación, el nivel de inversión y mantenimiento en la concesión de TBA, así como la calidad del servicio prestado, es muy deficitaria, a pesar de los importantes beneficios económicos recibidos en materia de subsidios estatales concedidos tanto a TBA como al Grupo Plaza.
Los Cirigliano están acostumbrados a reunirse con presidentes, ministros y altos funcionarios, participar de las comitivas oficiales en los viajes de negocios, y a ser consultados por el gobierno ante decisiones clave en materia económica. Durante los años 90’, época en la que forjaron su poderío económico, se los solía ver en compañía del entonces presidente Carlos Menem compartiendo partidos de golf seguidos por reuniones en donde se solía hablar de negocios. Al respecto el periodista Raúl Dellatorre del diario página 12 publicaba el siguiente comentario:
“La firma de adjudicación de la concesión a TBA, en el año 1994, fue estampada a bordo de una nave de la Armada, un fin de semana en el que Menem había salido de pesca. Hasta allí había llegado el ministro Domingo Cavallo en helicóptero, portando el expediente, para apurar una resolución luego de que el viernes anterior la Comisión Bicameral de Seguimiento la cuestionara. Aquel contrato comprometía al Estado a aportarle unos 70 millones de pesos a lo largo de diez años, a cambio del compromiso de reacondicionamiento de 219 coches en el Sarmiento y 143 en el Mitre. La sorpresa es que en la liquidación de gastos, TBA hizo figurar precios que en algunos casos superaban hasta en 30 veces los que se pagaban en plaza, sin merecer objeción alguna de los organismos de control (1998)”.1
Según la Comisión Nacional de Regulación del Transporte, TBA había registrado en 1996, dos años después de haber obtenido la concesión, 200 accidentes entre las líneas Sarmiento y Mitre. Al cabo de los primeros diez años de concesión, TBA registraba 879 accidentes por la línea Mitre, con 554 muertos (en distintos tipos de siniestros), mientras que el ramal Sarmiento registraba 1198 accidentes, con 818 muertos.
La Auditoria General de la Nación en su actuación AGN N° 17/03 emite una serie de juicios demoledores con respecto al desempeño de TBA en relación a las decisiones adoptadas por la gerencia de la empresa en materia de inversión, mantenimiento y seguridad operativa.
La ambición desmedida de algunos empresarios no es contenida por los funcionarios públicos, lejos de ello, es incentivada ante la falta de sanciones y la entrega discrecional de subsidios. En último término, el responsable por esta política es el señor Presidente de la Nación.
Estos datos están recogidos de un informe del año 2005 del diputado argentino Sebastián Cinquerrui que se puede leer completo en el siguiente enlace: http://www.ari.org.ar/informes/Preinforme_Cirigliano_TBA_I_Parte[1].pdf
Como recoge este artículo encima estaban subsidiados. Ahora el gobierno estudia intervenir la empresa TBA.
Amrtículo relacionado y recomendado: http://www.cadena3.com/contenido/2012/02/24/92782.asp
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