Se me remueven las entrañas estos días leyendo alguno de los panegíricos, elegías y loas a Muruzábal y Anxo Guerreiro. Dos referentes de la "otra política" que no fue posible en Galicia. Políticos y periodistas cortesanos y adocenados, se apresuraron a destacar sus valores, su integridad y su desapego a lo material. Los mismos que cuando tocó, alababan a Manuel Fraga y su mayoría natural y que en período electoral repetían el mantra que los comunistas expropiaban las vacas. Nunca se imaginaron los temerosos electores, que quienes les robarían sus ahorros no serían precisamente los comunistas.
Los mismos que los tildaban de ingenuos y de ideologías caducas cuando eran contrincantes, ahora los veneran con sus juegos florales. Los acusaban en su momento de radicales, y con desprecio, de "extraparlamentarios".
Como para reflexionar: Los mejores y más íntegros no suelen salir electos, tienen muchas más posibilidades en este sistema los Camps y Matas de la vida, las dinastías que se perpetúan.
Para hacer un obituario se debería de exigir una trayectoria de probidad. Algo al menos me reconforta: alabar a un hombre bueno no hace a uno mejor persona.
Por eso a Geluco y Muru, los buenos, que ya no están con nosotros, serán bendecidos por Clío, la Musa de la Historia y a esos otros que se apresuraron a unirse al coro de alabanzas, ni nosotros ahora, ni mucho menos la Historia, los absolverá.
Por favor, que no me los manchen.
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