Feijoo y su equipo, grandes gestores de lo público
Los cuatrocientos millones de euros de coste para construir el nuevo hospital público de Vigo se podrían haber financiado con impuestos (como se venía haciendo hasta ahora desde que la sanidad ya no la pagamos con cuotas de la Seguridad Social). Si así se hubiese hecho, e incluso suponiendo que tuviésemos que endeudarnos (por ejemplo, con obligaciones del Estado a largo plazo) por no disponer de esos millones (http://www.tesoro.es/deuda-publica) tendríamos que pagar un tres por ciento de interés de mercado. Un coste actual de cuatrocientos millones financiado al tres por ciento durante veinte años nos supondría un desembolso total de 700 millones entre capital e intereses.
Este sería el mayor y peor escenario, ya que si se aumentase la presión fiscal efectiva a los que ahora usan la sanidad pero evaden, defraudan o viven en la economía sumergida, el resto de los ciudadanos no tendríamos que endeudarnos colectivamente para poder hacer el hospital y pagar aquellos intereses. No habría así ni déficit público ni más deuda por hacer el hospital.
Pero lo cierto es que con la coartada de que en estos tiempos de austericidio no se puede aumentar más el déficit y la deuda pública, nuestros actuales gobernantes (que incluso prometen bajar impuestos) decidieron contratar dicha construcción con una empresa que asumiese el coste y a la que todos pagaremos anualmente unos setenta millones.
Eso, aunque parezca más llevadero, supone en veinte años un coste público de casi 1.400 millones. Es decir el doble que el peor (repito, el peor) escenario con deuda pública. Menudo prestamista nos han buscado. Porque, con el coste del modelo público-privado que nos va a suponer un hospital, podríamos haber construido al menos dos. En vez de eso ahora tenemos un muy caro hospital con dos gerencias también muy caras.
Porque unos meses después de su inauguración, en una muy oportuna carta abierta hecha pública por casi trescientos médicos del nuevo hospital la pasada semana, entre otras importantes críticas y reivindicaciones, se sostiene que la gerencia de «la concesionaria ha impuesto, con la complicidad del Sergas, recortes en el proyecto que a cambio de una mayor rentabilidad ha generado una reducción de superficie, menor calidad constructiva y menos servicios y funciones que han convertido lo que debería ser un centro hospitalario en una gran superficie comercial».
Por eso reclaman «el rescate de la concesión para el sistema público, que elimine la duplicidad de gerencias en el hospital, [?] doble dirección que es incompatible con la atención a los procesos asistenciales que exigen integrar los cuidados de salud (diagnóstico, tratamiento, rehabilitación) con los servicios de apoyo (limpieza, nutrición, esterilización, mantenimiento?)».
Y así, evitar el conflicto de intereses que supone una doble gerencia: del propietario privado, constructor del inmueble, y del inquilino colectivo, que lo usa para la salud pública.
Albino Pradahttp://www.lavozdegalicia.es/noticia/opinion/2016/02/17/modelo-publico-privado-hospital-vigo/0003_201602G17P17996.htm
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