Después del espectáculo televisivo de los debates electorales al estilo Sálvame, en donde cada medio de comunicación dice que ganó el líder afín a su ideología, no esta de más recordar los programas de los partidos, por cierto, el paro ya no está en el centro del debate. Hubo una época que los candidatos prometían centenares de miles de puestos de trabajo, ahora ya no.
Reproduzco el artículo aparecido en El País de Xavier Vidal Foch
En síntesis apretadísima, el programa fiscal del PP consiste en bajar los impuestos a los ricos y reducir los ingresos de los pobres.
En resumen menos apretado, eso se traduce en bajar el impuesto de sociedades (por debajo del 20%), suprimir al 99% el de sucesiones (herencias) y al 100% el de patrimonio, podar a fondo el impuesto sobre la renta (40% el tipo máximo), rebajar el salario mínimo (a 850 euros) y pegar un hachazo a las pensiones.¡Mientras el FMI aconseja aumentar impuestos a los ricos!
Es una provocación a quienes aún sufren las secuelas sociales de los recortes tras la Gran Recesión. El alma social de este PP no es la centroderechista de Mariano. Es simple ignorancia, cruel y ultra, del dolor social. No es conservadurismo social, sino incitación a la rebelión de las masas. Amén de una gravísima irresponsabilidad política para un partido de los de gobierno, atenta contra la viabilidad económica del Estado, cuyos ingresos fiscales son un 7% inferiores a la media europea.
A no ser que alguien se crea las paparruchas del parlanchín Arthur Laffer. Este, maestro de Daniel Lacalle, el consejero económico de Pablo Casado, fue quien engañó a Ronald Reagan asegurándole (vía Dick Cheney y otros tristes patriotas carniceros) que una rebaja fiscal general, incondicional e inmediata relanzaría la economía.
Acabó provocando uno de los peores fiascos presupuestarios (disparo del déficit y de la deuda) de toda la historia americana posterior a la Gran Recesión. Algunas de las medidas resumidas se aplican en autonomías de la derecha, son clásicas en el programa del PP. Las peores han sido anunciadas oralmente, y claro, luego reinterpretadas y lanzadas contra los mensajeros, acusándoles de tergiversación. Da igual. Ahí están, en el fondo del armario Casado-Lacalle.
Preguntado el primero si desharía la subida del salario mínimo, dijo que sí, pero con el típico circunloquio. “Lo que haré es cumplir la negociación a la que llegó el Gobierno” de Rajoy, “para subir a 850 euros el salario mínimo en 2020”. O sea, hoy, bajarlo. Avisado de su pifia, la disfrazó con que primero escucharía a patronal y sindicatos. Pero hay que agradecerle su sinceridad inicial. Sabemos lo que piensa de verdad, en el fondo.
Lo mismo le pasó a Lacalle tras declarar a El Economista (31 de marzo) que el debate de las pensiones españolas “no es cuánto se revalorizan, sino cuánto se recortan, un 20%, un 30% o un 40%”. También dijo, donde dije digo, digo Diego. Gracias, sincero.
El artículo
https://elpais.com/elpais/2019/04/14/opinion/1555244562_311678.html
Nota
Daniel Lacalle el guru económico del PP, neoliberal, asesor financiero y defensor de los paraísos fiscales, por si hay alguna duda de a quién asesora en las finanzas.
Enlace relacionado
https://elpais.com/economia/2019/04/14/actualidad/1555260395_484809.html
hmm
ResponderEliminarA no ser que alguien se crea las paparruchas del parlanchín Arthur Laffer. Este, maestro de Daniel Lacalle, el consejero económico de Pablo Casado, fue quien engañó a Ronald Reagan asegurándole (vía Dick Cheney y otros tristes patriotas carniceros) que una rebaja fiscal general, incondicional e inmediata relanzaría la economía.
ResponderEliminardich vu ke toan thue