Una vez que Pinochet en 1973 perpetró el golpe de estado con la consiguiente masacre, los coloquialmente conocidos como Chicago Boys. implementaron la política económica de corte neoliberal.
En junio de 1955, desembarcaron en Santiago de Chile profesores de la Universidad de Chicago para desarrollar un programa de cooperación académica con la Facultad de Economía de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Se trataba de enviar a licenciados chilenos a la Universidad de Chicago para "imbuirlos" en las ideas neoliberales. En marzo de 1956 se enviaron nueve estudiantes. Estuvieron 5 años, con profesores como Milton Friedman y Arnold Harberger, ideólogos del modelo neoliberal, al final fueron 25 alumnos, los enviados.
A la vuelta a Chile desarrollaron su trabajo en universidades además de elaborar un texto titulado "El ladrillo", cuya política económica, en el texto descrita, se siguió durante toda la Dictadura Militar, así como por los cuatro gobiernos sucesivos, de la Concertación de Partidos por la Democracia, coalición de centro-izquierda, habiendo privatizado la operación de los puertos e introduciendo esquemas de concesiones al sector privado de carreteras y aeropuertos.
Las medidas económicas que se materializaron en el denominado Consenso de Washinton, término acuñado por Williamson en 1989, las medidas consistían en minimizar el gasto público, los impuestos y las subvenciones, acoger y facilitar la inversión extranjera y local, favorecer a la empresa privada, privatizacón de empresas públicas, desregular los precios y los despidos, y asegurar los derechos de propiedad privada, intelectual y de empresa.
En Chile las medidas neoliberales que se tomaron supusieron un experimento, se extendieron al resto de América latina, y luego en el resto del mundo, facilitado por los gobiernos de Reagan en los EEUU y Margaret Thatcher en el Reino Unido.
Una de las características del neoliberalismo es pasar desapercibido y procuró hacerlo.
El neoliberalismo ha demostrado su fracaso, era público y notorio pero la pandemia de COVID, le dio la puntilla. Hemos visto que es necesaria una sanidad pública, un estado que coordine, que garantice la vacunación, etc.
El plan B es negar su existencia. si admitimos que el primer país que implementó las medidas de lo que luego se vendría en llamar El consenso de Wahsington, podemos ver que gracias (o desgracias) a esas medidas Chile es el país más desigual de la OCDE, y es que el neoliberalismo es darwinismo económico, puro y duro. El dios es la libertad, pero cuánto más dinero se tiene más libre se es. Sin una buena sanidad pública el pobre solo puede elegir donde morir.
Como el neoliberalismo ha demostrado ser un fracaso, a pesar de los diáconos que suelen ser alumnos jóvenes, de clase alta, en Latinoamérica, España e Italia, de universidades Católicas (extraña alianza "libertad económica" y religión) que han sido desplegados por todo el mundo y de numerosos "think tank", la realidad es terca.
Pues ahora toca negar que existió, Alberto Mingardi director general y cofundador del Instituto Bruno Leoni, el think tank neoliberal, que colabora con el CATO institute, también neoliberal se ha especializado en el estudio de antimonopolio y sistemas de atención médica, potenciando la sanidad privada. The Wall Street Journal, The Washington Post y Financial Times ha publicado sus artículos de opinión.
Reproduzco la reseña del libro porque es muy elocuente, el neoliberalismo pasa de culpable a víctima. En la era de la postverdad, se puede defender hasta lo indefendible:
En un mundo donde cada día se levantan nuevos muros y la confrontación política se vuelve cada vez más acalorada, el llamado neoliberalismo se ha convertido en el enemigo común que une a derecha e izquierda, populistas y demócratas, reaccionarios y progresistas.
Ya se trate de la deslocalización de empresas, de la inmigración masiva, de la precariedad laboral o de la propagación de la COVID-19, el culpable es siempre el mismo: el libre mercado y el capitalismo.
El neoliberalismo se esgrime como chivo expiatorio y se caricaturiza como un sistema económico, mediático y político gobernado en secreto por una élite de especuladores sin escrúpulos escondidos tras sus terminales mediáticas, que llena los bolsillos de una selecta minoría mientras acaba con todas las protecciones sociales. Y, consecuentemente, la solución a estos males siempre será la misma: más leyes, más controles y, por lo tanto, más Estado.
Alberto Mingardi desmonta estas creencias infundadas y demuestra que el neoliberalismo no es el enemigo. Mingardi ridiculiza el mito del mercado tiránico y dominante, con un recorrido por la historia que evidencia que, en la última década, ha habido menos políticas neoliberales de las que se cree.
Y que esto, paradójicamente, supone un problema, porque a ese escaso neoliberalismo que ha habido le debemos las mayores cotas de crecimiento y prosperidad. Mingardi demuestra que las políticas neoliberales son menos comunes de lo que se cree y más beneficiosas de lo que se piensa.
Como es evidente que el consenso de Washington es responsable de muchos nuestros males, los cachorros de las escuelas de negocios, diáconos del neoliberalismo se apresuran a defenderlo desde todos los ángulos.
Primero que no nos enterásemos y visto el desastre, ahora es que no se implementó.
Como dice George Mombiot , el neoliberalismo, la doctrina invisible de la mano invisible, tiene promotores invisibles. El anonimato del neoliberalismo es causa y efecto de su poder.
El neoliberalismo es un dios que fracasó, su doctrina se ha convertido en un zombie que sigue adelante, tambaleándose. Y uno de los motivos es su anonimato. O, más exactamente, un racimo de anonimatos.
Alvaro Vargas Llosa habla sobre el neoliberalismo en el XI Mises Seminar, entrevistado por Alberto Mingardi
Ahora JJ Rallo también ataca de nuevo con su libro "El anti-Marx" con el que tiene la osadía de "revisar" a Marx. Demostrando "los errores".
Rallo aborda la titánica tarea de reconstruir y destruir a la vez el pensamiento económico de Marx. Se trata de la más ambiciosa crítica al marxismo escrita hasta la fecha.
Dice la reseña.
Rallo dice cosas tan increíbles como que "La desigualdad no genera infelicidad" y "¿Por qué el libre mercado nos beneficia a todos y más a los pobres?".
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ResponderEliminarVaya, vaya, ¿Así que el "neoliberalismo" fracaso. Y sin embargo te pones a buscar y resulta que los países más libres económica e individualmente son los más prósperos y sin embargo los más socialistas y por ende menos libres a todos los niveles, cada vez son más ruinosos y corruptos.
ResponderEliminarQue la realidad no os amargue el relato.
Hemos visto que sin estado con el Covid, moríamos todos. Ahora ya hacéis el ridículo con eso del índice d libertad. El rey quedó desnudo.
ResponderEliminarLa libertad individual es la excusa de hacer rico los más ricos. unos son libres de comprar y otros son solo libres de vender su cuerpo, lo ínicio que tienen. A estas alturas defender eso no dice mucho de la inteligencia del opinador.