Reproduzco el artículo de Idafe Martín Perez, titulado Juan Palomo, aparecido en el País, para que no quede enterrado en la hemeroteca porque nos ilustra acerca del comportamiento de ciertos medios y sus conexiones
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Vicente Vallés es el periodista más influyente de España y el presentador del informativo de televisión más visto. Si es que los informativos de televisión tienen todavía la influencia que un día tuvieron. Es un ejemplo a estudiar, una referencia esencial cuando se trata de fiscalizar al poder. Vallés es una guía para las nuevas generaciones de periodistas y desde el pasado viernes es también doctor honoris causa, un honor que alcanzan muy pocos periodistas en el mundo.
Trabaja en Antena 3, la televisión del grupo Atresmedia, propiedad del Grupo Planeta. Y fue nombrado honoris causa por la Universidad Internacional de Valencia, propiedad del Grupo Planeta. Casualidades. La VIU (sus siglas son en inglés) es un centro universitario online con 409 profesores y ningún estudiante de doctorado, según datos de un informe de la Fundación BBVA. En la clasificación de universidades españolas de esa misma fundación figura en el puesto 68 de 71. Al borde del descenso a Segunda.
Según contó Eldiario.es en febrero del año pasado, la VIU fue creada en 2008, empezó a funcionar en 2010 y la Generalitat valenciana dijo entonces que su puesta en marcha le había costado 34 millones de euros. En 2013, el Grupo Planeta compró el 70% por cuatro millones.
El padrino de Vallés en la ceremonia de nombramiento fue el catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones Francisco Marhuenda, quien es también director de La Razón, diario que no ha publicado un bulo en su vida y que es propiedad del Grupo Planeta. Casualidades.
La web de la propia Antena 3 contaba el viernes las palabras de Vallés al recibir tan alto honor de entidad de tanto prestigio: “Resulta abrumador y mi agradecimiento será eterno, igual que mi compromiso con la universidad”.
Aimé Dandoy me cuenta que, de ser don Vicente, aprovecharía la racha, escribiría un libro y lo presentaría a un premio literario muy famoso, el Planeta, del Grupo Planeta, que otorga un millón de euros (más que el Nobel de Literatura o cualquier otro premio literario) y que el año pasado ganó Sonsoles Ónega, quien, por otra de esas casualidades de la vida, también trabaja en Antena 3, del grupo Atresmedia, propiedad del Grupo Planeta, al que se debería premiar de alguna manera por saber tratar tan bien a sus empleados. Eso si don Vicente todavía aspira a premios literarios, porque en 2022 ganó por su obra Operación Kazán, el Primavera de Novela, premio que concede la Editorial Espasa, propiedad del Grupo Planeta.
El Debate, un diario digital que en poco más de tres años ha conseguido sumar más de 15 millones de lectores (y son datos de febrero; ya debe de haber alcanzado los 20 millones) en un crecimiento frenético que pronto amenazará a The New York Times, tendría que ser objeto de estudio como éxito empresarial sin precedentes. Aunque a Aimé Dandoy le parezca raro que con esos datos de audiencia, que hacen que supuestamente lo lea casi un tercio de la población española, sume menos de 60.000 seguidores en X (un 50% más que yo, que soy un fisco) y que apenas tenga publicidad, como si no lo leyera ni el Tato.
Si nos creemos que El Debate es un caso de triunfo sin precedentes y no un fraude que altera los datos de audiencia, se entiende que el pasado 22 de enero su director adjunto, Luis Ventoso, recibiera el premio CEU Ángel Herrera, que entrega la Fundación Universitaria San Pablo CEU, que por casualidades de la vida es, como El Debate, propiedad de la Asociación Católica de Propagandistas.
Se le ocurre a Aimé Dandoy que el año que viene El Debate podría crear un premio a la mejor Universidad del país (o europea, ya puestos) y estrenarlo con la Fundación Universitaria San Pablo CEU. Y que Ventoso podría presentar un libro al Premio Planeta, por si acaso a don Vicente no le hubiera dado tiempo a escribir algo. Y después los dos saldrían juntos a dar las gracias, como aquel meme de los dos generales norcoreanos cargados de medallas. Don Vicente, don Luis, don Juan Palomo.